Ingredientes:
Medio kilo de patatas viejas
Un diente de ajo
Un huevo
Un vaso de aceite (3/4 girasol y ¼ oliva virgen extra
Sal, vinagre, perejil
y una pizca de azúcar
Elaboración:
1º.-
Seleccionamos las patatas de tamaño mediano, les limpiamos la tierra y las
ponemos a hervir durante unos veinte minutos. Las pinchamos con un tenedor para
ver que estén cocidas pero no demasiado tiernas ya que se nos desharán al
manipularlas. Una vez cocidas les sacamos el agua y las pelamos y las dejamos
enfriar.
2º.-
Tomamos el diente de ajo, si es muy grande utilizaremos medio, aunque todo
depende de lo que nos guste el ajo. En el vaso de la batidora vertemos un poco
de aceite, el ajo, lo trituramos y lo pasamos a un cuenco, reservamos.
3º.-
Limpiamos el vaso echamos un huevo, media cucharadita de sal, dos cucharadas de
vinagre. He utilizado las varillas de la batidora, las prefiero a las
cuchillas. Batimos el huevo con los demás ingredientes hasta que queden bien
mezclados. En este momento vamos añadiendo poco a poco el aceite y continuamos
batiendo. Añadimos el aceite de ajo y cuando esté bien montada añadimos media
cucharadita de azúcar y continuamos batiendo hasta que tenga la consistencia
deseada. He oído que añadiendo un par de cucharadas de yogur natural adquiere
más consistencia al enfriarse. Yo no lo he probado aún.
4º.-
Cortamos las patatas, las aderezamos con un chorrito de vinagre para que estén
más sueltas y añadimos la mayonesa alioli y revolvemos con cuidado para que no
se nos rompan las patatas.
5º.-
Tomamos una rama de perejil, la picamos muy finito y lo espolvoreamos.
Listo. Con una cervecita está de muerte.
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